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Castro Urdiales

Castro Urdiales

En contraste con la escarpada fachada marina, el interior del municipio está dominado por el valle de Sámano, surcado por numerosos arroyos que descienden desde las montañas de Guriezo y el valle de Otañes, atravesado por el río Mioño.

Los importantes recursos arqueológicos de Castro Urdiales incluyen yacimientos prehistóricos con muestras de arte paleolítico, además de numerosos vestigios de la antigua colonia romana de Flavióbriga.

Del patrimonio religioso medieval sobresale la iglesia de Santa María de la Asunción, una de las mejores muestras de arquitectura gótica de Cantabria, testimonio de la importancia del puerto en la Edad Media. La decadencia de la villa en época moderna no impide contar con la presencia de notables casonas señoriales como la de Otañes o la torre de Ontón.

En el cambio del siglo XIX al XX, la villa conoció un periodo de esplendor como destino estival de la burguesía cántabra y vizcaína, que se tradujo en la construcción de numerosos edificios públicos y residencias particulares.

Obras de reputados arquitectos de la época, como el laredano Joaquín Rucoba, los castreños Eladio Laredo y Leonardo Rucabado y el vasco Severino de Achúcarro.